Las cuerdas o pliegues vocales son dos
labios horizontales, situados en el extremo superior de la tráquea y que
protuyen en la pared interior de la laringe, una a la derecha y otra a la
izquierda. Unidas por delante, pueden separarse o aproximarse entre sí por
detrás. El músculo principal de cada pliegue vocal es el tiroaritenoideo.
Las cuerdas se insertan, por delante, en la
línea media de la cara interna del cartílago
tiroides (esta posición es fija), y por detrás, en las apófisis vocales de los cartílagos aritenoides (esta posición es móvil). Al moverse los cartílagos aritenoides hacia afuera, arrastran esa inserción
posterior de las cuerdas, abriendo la glotis
durante la respiración. Cuando estos cartílagos se mueven hacia adentro, las
cuerdas cierran en vibración el espacio glótico durante la fonación.
Los movimientos de las cuerdas vocales están
regidos por el sistema nervioso central, a través de los impulsos transmitidos
por el nervio laríngeo inferior o recurrente. Cada descarga de estos
impulsos contrae simultáneamente las fibras nerviosas del borde interior de las
cuerdas vocales, produciendo apertura
(abducción) o cierre (aducción).
Estos movimientos son el resultado de un mecanismo
neuromuscular, y si bien éste no responde a la circulación del aire, el
aire produce la emisión sonora cuando pasa entre las cuerdas vocales.
No podemos dejar de mencionar que también
están las cuerdas vocales falsas, que se encuentran directamente encima de las
verdaderas. Pero las mismas no tienen intervención en la fonación.